Texto narrativo usando las propiedades del texto
GÉNESIS
Era muy tarde. Morfeo había visitado
a todos, menos a mí. La monografía de Sociología había echo que el sueño
desapareciera y solo quedaran angustias por terminar el trabajo de
investigación. La comunidad primitiva, el feudalismo, las normas APA, los márgenes,
el interlineado, las citas textuales y un largo etcétera me consumían. No
recuerdo la hora en la que lo terminé. Tal vez, el cansancio de estar más de 6
horas en la laptop fue más, quizá el exceso de brillo de la pantalla hizo que
mis ojos se sintieran cansados. No lo sé.
En un abrir y cerrar de ojos, ya
estaba en mi cuarto, y en otro, en la cama. Me sentía muy cómoda, el frio se
iba desvaneciendo cuando de pronto, escucho mi nombre. Alguien me llama, parece
un susurro. No le presto atención, y nuevamente se oye. Esta vez parece que es
alguien que está dentro del cuarto. Me quedé inmóvil. No puede haber nadie porque
vivo sola. Mis ojos se abren, no volteó a ver de quién se trata, el miedo se apodera
de mí. Los cierro muy fuerte, con la esperanza de que al abrirlos sea un mal
sueño.
Siento que me elevo, como si
estuviera flotando en el agua. Quiero gritar, pedir ayuda, pero no puedo
hablar. Abro los ojos y me veo ahí, recostada, sin emitir ningún quejido, estoy
dormida. Me desespero, quiero intentar despertar pero todo parece inútil. Puedo
escuchar mi respiración, el ladrido de los perros, el claxon de los autos y
todo lo que sucede a mi alrededor.
Cuando ya no tengo otra opción.
Vuelvo a cerrar los ojos y me tranquilizo, le pido a Dios que me ayude, me encomiendo
a él, le pido perdón por todo aquello que hice y por lo que no, también;
respiro profundo una y otra vez, llego a un estado de calma absoluta e intento
moverme y lo consigo, poco a poco me voy recuperando. Algunos lo llaman
parálisis del sueño, pero para mí fue el inicio de muchos otros sucesos
fantásticos que empecé a vivir.
Autora: Alexandra
Quispe Ccalli
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